En ti, que tienes muchos rostros, todos regalo de Dios.
… que vives la fe dentro de una comunidad sacramental.
… en ti sacerdote, diácono, en ti, que encarnas ministerios distintos.
… y también – y un “también” muy subrayado – en ti que aportas a la comunión las riquezas de cuantos vivís la fe en colegios, en comunidades contemplativas, en centros de mayores; que te entregadas en totalidad; que eres realidad sacramental en la familia cristiana; que estás activo en movimientos, regalo del Espíritu; etc. etc.
… que vives en esperanza este tiempo de la Iglesia, como tiempo de misión nueva.
… que te preguntas cómo evangelizar este mundo, esta sociedad cambiantes.
… que con los tuyos estás poniendo en marcha iniciativas.
… que notas la falta de comunión viva, creativa, dialogante, capaz de ser escuela y taller.
Por supuesto. Pensamos en nosotros. Necesitamos este objetivo común.
Todos podemos vernos resumidos en este lema, acuñado un día en el pequeño santuario de la Virgen de la Vega:
JUNTOS PARA EVANGELIZAR